La Opinión de Taibo | LA TRAICIÓN MÁS GRANDE DEL YUNISMO FUE A SÍ MISMO

Compartir

Luis Humberto Tejeda Taibo

En política se puede observar que los actores se alinean de acuerdo a intereses propios o grupales o a circunstancias en un momento determinado. Así ha sido y así será por los siglos de los siglos, pero jamás lo hacen contra su imagen, prestigio o buen nombre; eso es ir contra natura. Es la extinción, o un suicidio político.

Lo que vimos en el Senado en la semana, cuando el licenciado Miguel Ángel Yunes Linares se inmola por su hijo, (acción más allá, de la política comprensible, cuando se habla de un padre que se sacrifica por su hijo.) ha traído diversas lecturas. La innegable –por los hechos consumados– es que hubo una negociación con el oficialismo, a través de la persona del líder del senado por Morena, Adán Augusto López.

Nadie, con dos dedos de frente, puede negar esto, aunque lo mismo ocurrió con Alejandro Moreno y el senador de MC, Daniel Barrera, solo que al final se decantaron por la carta Yunes, pues era el opositor más representativo y a quien si se conseguía doblar, el ejemplo a los demás seria devastador.

Y así fue y ha sido.

Después de la inmolación del padre, apareció el senador propietario Miguel Ángel Yunes Márquez y votó a favor de la Reforma al Poder Judicial.

Marko Cortés se ha revolcado de la ira y el enojo.

Miguel, a los ojos del país, ha pasado como el traidor más grande a la patria mexicana, tal como Santa Anna, dicen algunos.

La realidad es que hizo lo correcto para sus intereses familiares y –hay que decirlo de buena fe– obligado para los intereses de la patria, “haiga sido como haiga sido”, diría Felipe Calderón.

Los morenistas a nivel nacional tratan de lavarle la cara al asunto y sueltan loas y reconocimientos al senador Yunes Márquez, sabedores del enorme daño que este voto le ha hecho a su carrera política. Los amanuenses y “textoservidores” a las órdenes del Yunismo poco faltan para que digan que Andrés Manuel les pondrá a los Yunes un altar en el monumento a los próceres de la patria.

Claro: mensajes y publicaciones de oficialistas de primer nivel hablan bien del Yunismo; se dice que hay un pacto, en donde según lugares, voceros y porristas de esa familia, Morena, en premio a su voto, les va a dar una ínsula como Don Quijote prometió a Sancho.

Pero la realidad es menos romántica: la Ciudad de México está a más de 400 km de Veracruz y en política, esos kilómetros se hacen en años luz.

El costo a la imagen del Yunismo es brutal y sentencia la muerte de ese clan. Perdieron absolutamente todo el apoyo de su base electoral de las clases altas y de la clase media veracruzana. Perdieron credibilidad y prestigio ante su base electoral, que no es lo mismo que sus empleados o porristas de nómina. Incluso entre los panistas aliados están en descrédito.

Esa base electoral no la tenía Morena, ni la puede controlar Adán Augusto.

Hoy en Morena Veracruz se les desprecia, en el Partido Verde se les rechaza y en el Partido del Trabajo, pues nadie los ha invitado a unirse; en cuanto al PAN, pues expulsados están ya.

Al final la jefa política de Veracruz, la ingeniera Rocío Nahle García, gobernadora electa quien por cierto pintó su raya, diciendo que con ella no hay acuerdo, ha obtenido una victoria aún más contundente, en contra de ellos: la victoria moral.

Compartir