@pablojair
Desde hace meses han manejado la versión de que “ahora sí, ya sin falta” van a cambiar a la fiscal general del estado.
El tema ha sido insistente: dan por un hecho que esta semana (y la que viene, y la que viene, y la que le sigue) o que ya mañana se va la titular de la Fiscalía General del Estado.
Pero ahí sigue Verónica Hernández Giadáns: trabajando, acudiendo a las mesas de seguridad de muy alto nivel (con información para los altos mandos civiles, policiacos, militares y navales en el estado), reportando diariamente.
Cuando el rumor estaba creciendo otra vez y agarraba fuerza, preguntábamos a alguien en la FGE y nos decía: “Pues ahí sigue en su oficina; no la veo sacando sus cosas”.
Ya es evidente que se trata de una campaña organizada por alguien para “acelerar” la salida de la Fiscal, como si los chismes o los rumores marcaran la agenda política, que —en al menos 5 meses de lo que va del sexenio— ha sido clara: no especular.
Para eso están las redes sociales: ahí créanle al que quieran y gusten. Cada quien que norme criterio donde se le plazca y se sienta bien informado.
Pero imagínense lo siguiente, en el terreno de la seriedad…
Imagínense una persona obstinada con ser fiscal; para esto, ya le dijo a medio mundo que se lo prometió la gobernadora y que incluso “se la debe” porque la ayudó a ganar la elección a la gubernatura, como si eso dependiera de una sola persona.
O sea, según esa realidad alterada, no tendríamos a Rocío Nahle en Palacio de Gobierno por la votación de millones de veracruzanos que cambiaron la historia en unos comicios electorales, sino por la voluntad de un “magnánimo” que la hizo llegar a donde está.
Como dicen los gabachos: “WA-DA-FOC?”…
A eso se le llama megalomanía y no creo que sea una virtud para presumir, más si se pretende llegar a ser fiscal general del estado u otro cargo público.
Pero ya encarrerado, con el chipo caliente, imagínense a esa persona contándole a sus fans cercanos que les dará jefaturas de departamento, dinero y lo adereza con el típico “nos va a ir bien por nueve años”, porque es una “promesa” que le hizo “la jefa”.
¿En serio alguien así podría ser fiscal? ¿Alguien de ese nivel merecería ocupar una posición seria y de altísima responsabilidad en uno de los estados mas complejos para gobernar? ¿Alguien con el ego tan inflado como Winckler? ¿Sin perfil para afrontar una realidad tan dura?
O sea, se entiende que ante el próximo escenario inevitable de desempleo se busquen otras oportunidades de trabajo (todos estamos tras la chuleta), pero echar a volar la imaginación a esas alturas, con esos delirios de grandeza, ya supera a la chaqueta más grande del mundo, que —según el Récord Guinness— mide casi 13 metros desde el cuello hasta el bajo, 15 metros y medio de manga a manga y fue creada por la Iglesia de Inglaterra de San Jorge, en Stockport, Reino Unido, el 29 de junio de 2011.